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lunes, 30 de marzo de 2009

16 de abril: día de movilización


Resulta muy importante dar señales claras al país al respecto que las distintas problemáticas que afectan a trabajadores, cesantes, estudiantes, pobladores, etc. no son hechos aislados los cuales puedan ser tratados aisladamente. Por el contrario. Todas las problemáticas, que en un año de crisis económica como este se agudizan, poseen un origen en común, el cual podemos encontrarlo en el carácter inhumano del sistema económico que rige en nuestro país.

Por esto, es de gran necesidad converger y articular demandas entre los distintos actores sociales y políticos. Solo de este modo, estaremos cuestionando los sustentos principales de la desigualdad y exclusión de todo tipo que día a día generan mayor acumulación de riquezas y menores oportunidades de un desarrollo social equitativo y justo.

El día 16 de abril diversos actores- entre ellos la CUT y el Colegio de Profesores- han convocado a una jornada de paro nacional. Nosotros los estudiantes debemos hacernos parte de esa convergencia, pero no desde una visión asistencialista de las demandas de los trabajadores. Sino más bien, instalando las demandas para solucionar la gran crisis educacional que las movilizaciones del año 2006 dejaron de manifiesto y que la recién aprobada LGE en ningún sentido será capaz de solucionar.

Especificamente hablar de educación superior posee una importancia gravitante dado la carencia en Chile de un Sistema Nacional de Educación Superior coherente que responda a las necesidades productivas, científicas, culturales y artísticas del país. Lo cual es un debate que ha quedado pendiente y que si no nos movilizamos, discutimos y convergemos el Gobierno no va a querer dar.

Todo esto es un llamado a ser actores activos, conscientes, críticos y con capacidad de elaborar propuestas para mejorar la educación superior en chile y de esta forma aportar nuestro grano de arena en la construcción de una sociedad justa, equitativa y democrática.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Alejandro Navarro y Jovino Novoa

Aparte de que ambos son senadores (uno siendo la primera mayoría de su circunscripción y otro ganando maliciosamente gracias al sistema binominal) estos señores tienen poco en común. Alejandro Navarro es un hombre de izquierda y que de hecho es la principal muestra de lo heterogénea y diversa que es la izquierda chilena. Mientras que Novoa, como dijo Fidel, pertenece al “sector más rancio de la oligarquía chilena”. Responsable directo de violaciones a los DD.HH. en la dictadura, asesinatos planificados a escala continental, utilización del aparato estatal para torturar, etc. No es tan fácil dar vuelta la hoja como algunos claman. Es mil veces más asqueroso eso que un asesino le diga a la familia de la víctima: “tu familiar ya se murió da vuelta la hoja”.

No pretendo igualar a estos señores. No caigo en el juego absurdo de decir que Concertación (Navarro es Senador por la Concertación. Nadie puede olvidar eso y ha votado a favor de todos los TLC) y Derecha son exactamente lo mismo , claramente existen matices, pero también profundas similitudes.

La razón por la cual pongo como título de estas palabras el nombre de estos 2 senadores, es porque hay 2 hechos de esta semana que necesariamente los involucran.

Por un lado, el Senador Novoa acaba de ser electo presidente de la Cámara Alta, acaba de ser electo la 2ª autoridad más importante del país. O sea, si el avión de Bachelet mañana cae, el será el presidente de Chile. Que Novoa sea la segunda autoridad del país es un hecho gravísimo, lamentable para cualquier persona que haya sido reprimida por la dictadura (o sea la gran mayoría de los chilenos) de la cual es un co-autor. Y lamentable también para cualquier intento de democratizar este país. Este señor, con un bajo porcentaje de aprobación popular (insisto, el binominal aseguró su elección), jamás hubiera sido electo en este cargo si la correlación de fuerzas a nivel nacional gravitarán en la dirección contraria. La exclusión de la izquierda repercute en que tipos tan nefasto como este sujeto logren puestos tan altos de poder y de tanta influencia en el funcionamiento democrático del país. Un tipo con tan poco apoyo popular convertido en la segunda autoridad del país. Esto demuestra la incongruencia del actual ordenamiento democrático.

Por el otro lado, ayer nos enteramos de la noticia que el senador Alejandro Navarro hace un pie al lado en el esfuerzo de la izquierda de converger en un candidato único, con un programa único y acordando (dada la imposibilidad de reforma el sistema binominal al requerir 2/3 de aprobación en ambas cámaras) una lista con la Concertación que logre dar cabida en el parlamento a dirigentes de izquierda en desmedro de escaños que sobre representan a la derecha gracias al amarre constitucional.

Sus razones no pueden ser más ficticias. El senador Navarro no puede criticar la lista conjunta siendo que fue electo mientras era parte de la Concertación. Por fuera de esta coalición, jamás hubiera sido Senador. Dirigentes mucho más consecuentes y más representativos del pensar del mundo de la izquierda lo intentaron y no lo lograron. Tampoco puede criticar la no realización de primarias. Estas simplemente y lamentablemente no son viables. Tienen un alto costo que ningún partido de izquierda puede financiar y, peor aun (y esto requiere una profunda autocrítica) no tenemos el nivel de inserción, como izquierda,  a nivel nacional que pueda sostener en gente trabajando la realización de una primaria. Hay comunas en las cuales simplemente no existe izquierda organizada. Situación lamentable y que con acumulación de fuerza y convencimiento político claramente iremos revirtiendo. Con o sin Navarro.

La vinculación de estos hechos es clara. La decisión de Navarro lo único que puede generar es mantener, por mas tiempo aun, la actual correlación de fuerzas en instancias tan importantes como lo son el parlamento (desde Lenin en adelante se plantea que la izquierda debe hacerse parte de la batalla parlamentaría. Esto no es ningún revisionismo) que permiten que seres tan rancios, putrefactos, podridos y con las manos manchadas de sangre como Novoa alcancen ser la 2ª autoridad nacional.

Espero señor Navarro que recapacite. Si es así y participa en la proclamación de un candidato único y es ungido usted con esa importante responsabilidad yo feliz le haría campaña. Pero, si continúa su camino, espero que la ciudadanía lo juzgue.

jueves, 5 de marzo de 2009

Apoliticidad y Neoliberalismo

Existe un libro, no recuerdo su título con exactitud, pero es algo así como “políticos, politiqueros y demagógicos”. Este libro plantea, a grandes rasgos, una crítica a los partidos políticos, dada su responsabilidad en los niveles de corrupción que cayó el Estado chileno en el siglo XX. Y proponía una sociedad donde estos señores políticos tuvieran el menor grado de acción posible sobre como guiar el futuro de esta. Puesto que lo mejor era que los individuos libremente, según sus intereses y capacidades, conquistaran todos sus deseos y así alcanzar una sociedad feliz en su conjunto. El autor de este libro es Augusto Pinochet Ugarte.

La idea de nuestro dictador, no es muy novedosa (el no era muy iluminado que digamos). Toda la elite intelectual que sostiene ideológicamente nuestro sistema económico (la superestructura de la sociedad diría un pensador por ahí) ha difuminado la idea que la política era por lo general algo malo. Necesario de reducir a su máxima expresión. Política como antítesis de las libertades humanas.

Y bueno, frases como “los problemas reales de la gente” son las que sustentan dicha ideología que intenta acabar con lo político, con la existencia de espacios públicos de discusión y, por cierto, de decisión.

Esta es la ideología que sostiene a un sistema económico determinado, actualmente el neoliberalismo. El cual mantiene relaciones económicas profundamente desiguales entre los miembros de una sociedad. El nivel de concentración de riqueza es abismante en el país. Esta desigual, al estar en función de la distribución de la riqueza, extiende su radio de acción a otras esferas de la sociedad como lo son su sistema de educación, su sistema de salud, su sistema de justicia, etc.

Si partimos de la base que bajo las condiciones sociales que generó la sociedad moderna pos-revolución francesa, el hombre se desenvuelve en dos dimensiones: la pública y la privada, ambas poseen funciones distintas, disímiles y complementarias. En lo privado es donde nos diferenciamos, donde se logra que cada individuo se exprese como un ente distinto del resto de la sociedad. Mientras que lo público, es donde discutimos y decidimos cuales van a ser las reglas que van a lograr igualdad de condiciones, oportunidades y derecho para maximizar nuestro desarrollo bio-psico-social. Queda claro lo que este discurso apolítico jibariza: la instancia donde somos iguales, en oportunidades y derecho. Las instancias públicas.

El resultado: una sociedad donde cada día estamos más distanciados, con menos instancias de diálogo, donde hasta en la familia (institución siempre defendida por quienes se desviven por demonizar lo político) se pierde la intensidad de los lazos.

¿Por qué amplios sectores de izquierda, abiertamente contrarios al sistema económico que rige al país, han adoptado con tanta fuerza este discurso de desconfianza con lo político, con las instituciones que propician el diálogo y la toma de decisiones?

Por un lado pienso, que es profundamente importante cuestionarse constantemente las formas de hacer política, a nivel de Estados, de partidos políticos, sindicatos, federaciones, etc. dado que esto es la única forma que dichas instituciones logren instalarse como realmente legítimas para los individuos a los cuales dice representar. Pero, cuando dicho cuestionamiento hace tambalear a las instituciones creadas justamente para propiciar el debate público; es cuando ese cuestionamiento empieza a ser dañino para toda empresa que tenga como objetivo sofocar las horrorosas desigualdades que imperan en nuestras sociedades contemporáneas.

Todos estos grupos políticos que generalmente se les categoriza como anarquistas, ultra o autónomos, contienen en sus programas políticos, demandas fuertemente funcionales con el perpetuamiento del actual régimen económico. Puesto que olvidan que, si bien no es de un modo mecánico, es imposible cambiar gran parte de las conductas sociales, si no nos enfocamos en destruir las instituciones que propician la desigualdad económica y la acumulación de riquezas.

El nivel de funcionalidad con el modelo es inmenso. Por tanto, no es anormal que concentren gran parte de su cotidianidad en criticar a los sectores políticos y sociales que buscan poseer las herramientas que permitan generar las transformaciones necesarias para asegurar condiciones de igualdad en el desarrollo humano. Es como si instintivamente en su reflexión van dándose cuenta que jamás podrán avanzar si existen instancias políticas dispuestas a disputar el poder, dispuestas a impulsar cambios sociales como principal prioridad de su quehacer. El día que nos dejen de criticar es necesario preocuparse.

Luchar por la existencia de instancias políticas al interior de la sociedad, que permitan un debate constante, toma de decisiones, elección de autoridades representativas, necesariamente es luchar por la generación de condiciones sociales capaces de cambiar el modelo económico que debemos entender es la principal necesidad que tenemos si queremos poder desarrollarnos en el esplendor de nuestras capacidades. Por el contrario, el negar la necesidad de la organización, las legítimas diferencias de opinión y las instancias de decisión, no es más que armonizar el ideal de hombre apolítico que tan bien se acomoda a las actuales condiciones de explotación.

El poder es algo que existe, es algo que jamás desaparecerá, solo puede desplazarse pero no desvanecerse. El poder, la capacidad de someter a otro, se encuentra concentrado en nuestro país en un reducido número de personas. Las estrategias para disputar ese poder, arrebatarlo y entregárselo a instancias públicas como lo es el Estado, a instancias donde no se nos sea imposible acceder; donde nuestras capacidades y no nuestra condición económica y de sangre determine nuestro nivel de influencia y participación, son absolutamente necesarias si queremos construir una nueva sociedad, nuevas relaciones sociales entre los individuos.

Por tanto, siempre es necesario criticar y develar los reales intereses que esa marginalidad, mal llamada de izquierda, pretende conseguir al criticar todo atisbo de estructura ya sea de organización política, gremial o estatal, los cuales no son más que perpetuar este sistema económico, profundamente inhumano que se impuso, a sangre y fuego, en nuestras sociedades.

Espero que no caigamos en su juego. Debemos constantemente cuestionar nuestras formas de hacer política, pero no cuestionarnos jamás la necesidad de hacer política. Ese es mi afán: “en estos tiempos de políticas de mostrador, dejar de avergonzarse de ser  honrados. La política virtuosa es la única útil y durable” José Martí.