Distintos sectores han
rasgado vestiduras por el profundo rechazo que hemos realizado al ataque a
nuestra sede partidaria del día 5 de septiembre. Otros han guardado un cómplice
silencio. Periodista connotados, han acusado un doble estándar en las JJCC por
realizar la toma de la UDI a comienzos de año y ahora salir a descalificar a
quienes intentaron realizar “lo mismo” a nuestra sede.
Prefiero creer que no todos
quienes nos critican en este momento actúan de mala fe y que es más bien debido
a un desconocimiento de los hechos ocurridos. Por tanto, quisiera partir haciendo
una descripción de los acontecimientos:
-Fueron alrededor de 100
personas quienes acudieron a nuestra sede de Vicuña Mackenna. Un grupo de
alrededor de 70 personas mantuvieron una actitud pasiva, de
observadores, solo actuó un grupo alrededor de 30 personas. La mayoría estudiantes secundarios pero, junto con ellos, adultos
que incitaron el accionar violento, destruyendo los ventanales con piedras,
botellas y palos. Al interior de la sede se encontraban en ese momento pocos
compañeros, algunos ya de edad avanzada. En la medida que fueron llegando
militantes estos también fueron agredidos, lanzándoles objetos contundentes,
piedras de gran tamaño que claramente no recogieron de alrededores, sino que
llevaron para realizar el ataque.
-Una dirigente del Colegio
de Profesores al momento de bajarse de la micro se le grito: “¡ella es
comunista!”; a otro compañero se le
delató gritando: “¡ese es uno de sus dirigentes!” y
corrieron hacia el una veintena de jóvenes quienes lo botaron y patearon en el
suelo. Gracias a la acción de otro compañero nuestro que logró disuadirlos,
dicho ataque no tuvo consecuencias físicas de mayor gravedad.
-8 militantes quedaron con
diversas heridas. Afortunadamente ninguna de gravedad, pese a la violencia de
quienes supuestamente actuaron en nombre del movimiento estudiantil.
-Al día siguiente, algunos estudiantes que realizaron la acción increparon a dos de nuestros compañeros
secundarios al interior de su colegio. Si no es por la respuesta de sus
compañeros de curso que mostraron disposición a defenderlos, probablemente esa
hostilidad también hubiera pasado a mayores.
El fascismo, para ser
rigurosos, es una ideología irracional que tiene como uno de sus ejes
articuladores el odio a las ideas comunistas y el ataque, con métodos violentos,
a quienes las difunden. Claramente no toda persona contraria a las ideas del
comunismo cae en la categoría de fascistas, pero los hechos que relato tiene
una evidente carga fascistoide: un odio acérrimo a los comunistas y una
disposición a actuar violentamente contra ellos.
Y la acción demuestra un profundo
oportunismo además, puesto que se realiza un día después de la aprobación de la
reforma tributaria –un duro golpe al movimiento estudiantil- y es realizada en
conjunto con la ocupación pacífica de otras sedes de partidos que sí propiciaron la
aprobación de dicha reforma. Nuestro partido fue el único que en su totalidad
rechazó el proyecto de perfeccionamiento tributario, manteniendo su compromiso con la agenda política del
movimiento social por la educación pública. Cuando, horas más tarde, se
acercaron un par de estudiantes secundarios a pedir disculpas, debido a que no sabían que se iba a actuar con tanta violencia, se les preguntó si quienes habían
incitado la acción le habían mencionado el hecho que habíamos votado en contra
de ajuste y reconocieron su desconocimiento.
Quienes actuaron a nombre
del movimiento estudiantil fueron agrupaciones políticas. Al igual que cuando
nosotros ocupamos la UDI a comienzos de año o los autónomos el año pasado se tomaron la sede de la
DC (con objetivos políticos, por cierto, distintos). Pero su cobardía los lleva a ocultarse bajo el nombre de movimiento social y ahora pasan a la ofensiva,
junto con la UDI, acusando el supuesto doble estándar que pretende hacer
comparables acciones profundamente distintas.
¿Y qué más demuestran con la
acción que realizaron?: Su determinación a luchar contra los comunistas con
métodos violentos; la utilización de la desinformación para hacer calar en
sectores del estudiantado la legitimidad de sus decisiones al omitir
deliberadamente el ejemplar accionar de nuestros diputados ante la votación mencionada; y, principalmente, la falta de agenda política y de propuestas al
mundo social sobre cómo avanzar en la recuperación de derechos sociales y
propiciarle una derrota al neoliberalismo.
Cuestionan nuestra política
de alianza de cara a las elecciones municipales, pero más allá de la crítica
han evidenciado un profundo vacío de agenda propia que intentan ocultar con llamados a
funar las elecciones o con la consigna de que “aun tenemos que acumular fuerza
propia”.
Más que las acusaciones de
doble estándar que realiza la UDI (que más puede esperarse de ellos), el
análisis de Mosciatti (quien aprovecha la ocasión para realizar una crítica,
legítima, a las ideas del comunismo, pero que claramente no comparto y
considero poco rigurosas) o los comentarios por twitter de Orrego (quien actúa
burdamente como un candidato desesperado por subir en las encuestas) me ha sorprendido y he lamentado el
silencio de una gran cantidad de actores con los cuales, con matices y
diferencias, convivimos día a día en la lucha por generar transformaciones
estructurales en este país.