Este
año se realizarán elecciones de los representantes estudiantiles en el Senado
Universitario. Luego de dos años en dicho cargo, quiero exponer una breve
síntesis de lo que fue esta experiencia política y proponer algunas
proyecciones que puedan servir de insumo para los estudiantes que se postularán a
esta instancia triestamental de Gobierno Universitario.
Sin
duda un elemento de gran relevancia fue la coincidencia de parte importante de
este periodo con las históricas movilizaciones por la recuperación de la educación
pública que irrumpieron en el país el año 2011. Es mérito del Senado haber
tenido un posicionamiento político respecto al debate educacional acordando el
documento Bases para una Propuesta de Institucionalidad
del Sistema Universitario que fue expuesto al conjunto de la Universidad y
contribuyó al debate triestamental en nuestra casa de estudio. A su vez, en más
de una ocasión y con votaciones absolutamente favorables, el Senado
Universitario adhirió y convocó a movilizarse al conjunto de la comunidad
universitaria a las jornadas que llamó la CONFECh. Desde el nacimiento del
Senado Universitario la Universidad de Chile cuenta con una instancia que es
capaz de integrar los debates que realiza cada uno de los estamentos y de convocar al conjunto de la comunidad a posicionarse ante
determinados debates.
Para
alcanzar dicho posicionamiento el rol de los representantes estudiantiles en el
Senado Universitario ha sido fundamental. Principalmente apostando a mantener una
constante interacción entre los debates que acontecían en el seno del Senado
Universitario con los que ocurrían en las instancias de discusión estudiantil.
Para que la instancia del Senado sea útil para el posicionamiento de los
planteamientos políticos estudiantiles hacia el conjunto de la universidad, es fundamental
que los representantes de los estudiantes estén vinculados permanentemente con
el quehacer y las discusiones que lleva a cabo la FECh.
Sin
bien el Senado Universitario como herramienta de convergencia de las
discusiones del conjunto de la comunidad, ha sido altamente significativa en
momentos que las propuestas por mejorar la educación pública remecieron a la
Universidad y al país, el Senado Universitario en cuanto instancia de Gobierno
Universitario, así como también la democracia en el conjunto de la Universidad
de Chile, tienen enormes falencias y desafíos pendientes. Avanzar en mayor
democratización de nuestra casa de estudio sigue siendo una importante
necesidad. En dicha tarea el Senado puede y debe jugar un rol crucial.
La primera falencia del Senado está
relacionada con sus atribuciones. En su primera etapa el Senado Universitario estuvo
concentrado en confeccionar los reglamentos generales de la Universidad que explícitamente
salen mencionados en el estatuto. Sin embargo, actualmente el Senado
Universitario mantiene una diferencia con rectoría que ha sido sometida a la
consideración de la Contraloría General de la República para que emita una
interpretación oficial. Esta diferencia radica en el artículo 25 del estatuto que
indica que le corresponderá al Senado Universitario:
a) Aprobar, a proposición del Rector o por
iniciativa de al menos un tercio de sus integrantes, los reglamentos referidos
en el Estatuto institucional y sus modificaciones, toda norma de carácter
general relativa a las políticas y planes de desarrollo de la Universidad y las
propuestas de modificación al Estatuto que deban someterse al Presidente de la
República para su trámite respectivo. Cuando se señala que corresponde al Senado toda norma de carácter general desde el
Senado Universitario se interpreta que se tendría atribuciones para poder
emitir distintos tipos de reglamentos frente a diversas materias (como por
ejemplo, podría confeccionarse un reglamento general sobre mecanismos de acceso
a la Universidad). Sin embargo, desde rectoría se pretende hacer letra muerta a
esta parte de ese inciso, dejando al Senado
Universitario solo con la atribución de generar los reglamentos mencionados explícitamente
en el estatuto. O sea, cuando se termine de generar estos reglamentos
(explícitamente mencionados en el estatuto), no se podrían seguir generando
nuevas normativas generales de la Universidad si es que prima la tesis planteada
del Rector. Esta situación es sumamente delicada. Si la Contraloría se
pronuncia a favor de la tesis de rectoría el Senado Universitario quedaría
gravemente cercenado y se haría urgente replantearse y cuestionar con fuerza las
instancias democráticas de la Universidad.
El
Senado Universitario desde sus inicios ha tenido que batallar para poder
ejercer las atribuciones que el estatuto le confiere. El proceso de
empoderamiento del senado aun no finaliza y es fundamental que los nuevos
representantes estudiantiles sigan siendo parte activa en la disputa para
aumentar las atribuciones de esta instancia colegiada triestamental.
Sin
embargo, no basta con que el Senado Universitario logre ejercer todas las
atribuciones que le competen según el actual estatuto de la Universidad. El proceso
de democratización de la Universidad de Chile no ha sido óptimo y aun persisten
lógicas autoritarias y falta de empoderamiento de los distintos estamentos.
Prueba de ello es que recientemente una universidad privada pos 81, realizó una
votación triestamental para la elección de sus autoridades, cosa que no logró
el proceso de democratización de la Universidad de Chile.
Desde
mi experiencia de haber participado en esta instancia de Gobierno Universitario
y, a su vez, recogiendo demandas históricas del movimiento estudiantil,
consideró fundamental impulsar un proceso de democratización que considere al
menos los siguientes elementos:
· Separación efectiva de los poderes de la
Universidad. El Rector no puede ser a su vez Presidente del Senado
Universitario.
· Aumento del número de estudiantes y
funcionarios en el Senado Universitario, recuperando los porcentajes
conquistados por la reforma.
· Incorporación como atribución del Senado
Universitario la ratificación de modificaciones a la estructura universitaria
al interior de las facultades e institutos. Esto permitiría el pronunciamiento
de una instancia triestamental en los procesos de restructuración.
· Votación triestamental universal y en
base a los porcentajes históricos de la reforma, para la elección de
autoridades unipersonales de la Universidad como lo son el Rector y los
decanos.
· Participación con derecho a voz y voto
de estudiantes y funcionarios en las instancias colegiadas ejecutivas de la
Universidad como el Consejo Universitario y los consejos de facultad.
· Generar mecanismos de control y
fiscalización que permitan hacer vinculantes las modificaciones y generación de
reglamentos que realiza el Senado Universitario con el funcionamiento cotidiano
de la Universidad.
· Reforma estructural al acceso de la
Universidad que diversifique los mecanismos de ingreso y se ponga metas en
relación a la heterogeneidad socioeconómica de los estudiantes que ingresan a
la Universidad de Chile
· Modificar y generar mecanismos de mayor
transparencia en el proceso de carrera académica.
Muchas
de estas demandas requieren transformaciones del estatuto. Lo cual implica un
pronunciamiento del parlamento y el ejecutivo de la República al requerir
cambios de ley (el Estatuto de la Universidad es una ley de la República). Esto
no puede ser para nada un impedimento para impulsar transformaciones
democratizadoras al interior de la Universidad de Chile. Todo lo contrario. Debemos
reiniciar un proceso de democratización en la Universidad de Chile que impacte
en todo el sistema educativo. Y para esto, el Senado Universitario es una
instancia que nos permite dar este debate, pues existen amplios sectores dentro
de esta instancia que tienen una mirada crítica sobre los actuales niveles de
democracia al interior de la Universidad. Solo será mediante una fuerza
triestamental la que tenga la suficiente fuerza para instalar e impulsar este
debate, y por tanto se deben poner los ladrillos encima de lo ya construido y
avanzado.
La mirada nacional
debe avanzar en conjunto con la mirada al interior de nuestra casa de estudio.
Si los estudiantes de Chile tuvimos la capacidad de construir una mayoría que
cuestionó los pilares estructurales del sistema educativo nacional, también
tendremos la capacidad de construir mayorías al interior de nuestra casa de
estudio, que permitan avanzar hacia una Universidad de Chile más pública y
democrática.