Faltando horas para la reunión en la que el Ministro Bulnes le dará una respuesta a todos los actores movilizados, luego de más de dos meses de protestas estudiantiles y sociales, no estamos para balances si no que expectantes ante el nuevo cauce que pueden tomar nuestras movilizaciones.
Sin embargo como reflexión previa a un balance e inserta aun en la vorágine de las movilizaciones, podemos decir que las multitudinarias marchas que vio Chile en todo su territorio; el realce de la movilización y el amplio apoyo ciudadano a esta, el aislamiento del Gobierno a tal punto que si los dirigentes estudiantiles lo solicitan, presidentes de partidos políticos dejan plantado al Presidente de la República; el jaque puesto al Gobierno expresado en el cambio de Gabinete, en su histórico rechazo en las encuestas, en los errores no-forzados cometidos y en el desorden dentro de las filas derechistas, hablan ya de un nuevo momento político en la historia del país.
En el futuro, las relaciones sociales en Chile ya no podrán estar contenidas por una democracia pactada y una transición tutelada. Chile y su pueblo reclaman cambios estructurales en cómo se toman las decisiones, cómo se distribuyen las riquezas, cómo se explotan los recursos naturales.
Chile ya es distinto porque una gran masa ciudadana y popular despertó para exigir cambios. El movimiento estudiantil cumplió (y aun cumple) un rol protagónico en este cambio de paradigma. Es deber de todos quienes participamos activamente en estas movilizaciones proyectarlas para lograr los cambios estructurales puestos encima de la mesa. Para esto se hace fundamental una mayor cantidad de actores: organizaciones políticas y sociales históricas así como también las nacidas al alero de esta lucha.
La continuidad de este proceso depende en gran medida en evitar caer en el sectarismo de sentirse los únicos dueños de esta lucha ni tampoco los únicos con la claridad para decir cuáles son los pasos siguientes que se deben realizar.
El choque de las diversas culturas de los actores sociales estará en la base de la continuidad del proceso democratizador que se inició en Chile. Depende de nosotros que dicho choque materialice crecimiento y madurez de todas las partes, y no quiebres y aislamiento que es justamente lo que no necesita ahora el pueblo de Chile que ha despertado exigiendo democracia e igualdad.
Viviendo y haciendo la historia, movilizados por Chile su educación y su desarrollo. ¡Que vivan los estudiantes!
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